Los Quichuas
Los Quichuas Del Napo
Al occidente de la provincia, entre los ríos Napo y Coca, así como en la provincia de Pastaza, existen
concentraciones de indígenas de la selva tropical. Se los conoce como Napo quichuas o quichuas amazónicos
porque comparten una misma tradición linguística y en muchos aspectos también cultural. Su número es
aproximadamente de 60 mil.
Su territorio se divide en zonas familiares llamadas “Llactas” dentro de las cuales cada grupo nuclear
posee su propia parcela o “chacra. Sus ocupaciones son la caza, la pesca y la agricultura. Actualmente
numerosas familias se dedican a la crianza de ganado para luego comercializarlo en los pueblos.
Cada grupo familiar tiene un “shamán” llamado “banco” que es respetado en la comunidad y considerado el
mediador entre lo espiritual y lo humano. En los relatos de sus antepasados se destaca el guerrero Jumandy
que se rebeló dos veces y quemó Archidona. En la actualidad los quichuas del Napo tienen problemas de
tierras debido al avance de la colonización.
Hoy en día, el kichwa es comúnmente hablado no sólo en la selva y las montañas ecuatorianas, pero
también en todos los países limítrofes. La extensión de su influencia explica que existan numerosos
dialectos y grandes diferencias entre las culturas de las comunidades quechua. Estas diferencias se
expresan por la precisión de su origen geográfico (así, los indios kichwas del río Napo).
Los kichwas del Oriente (Amazonía ecuatoriana) son la población indígena más numerosa de las seis
nacionalidades presentes en la Amazonía Ecuatoriana. Representan alrededor de 60 000 personas.
El sistema tradicional de la comunidad kichwa está caracterizado por la solidaridad y la igualdad,
colocada bajo la autoridad carismática de un capitán (animador social) y la autoridad espiritual de
un chamán.
Las actividades se hacen en grupo, con separación entre las tareas del hombre (construcción, pesca,
caza...) y las de la mujer (trabajos a realizar cerca de casa, la chacra, ocuparse de los niños, de
la casa...). Las mujeres son, en general, las que trabajan más.
La sociedad kichwa es esencialmente machista y deja poco la palabra a las mujeres.
La selva ha satisfecho las necesidades de la comunidad procurándole materiales de construcción,
comida o plantas medicinales. Los indígenas son cazadores, pescadores y cultivadores y dedican una
gran parte de su tiempo a la artesanía y a los trabajos colectivos (mingas) para construir
habitaciones y piraguas.
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Los kichwas son igualmente buenos agricultores que cultivan la yuca, el banano, el cacao, el arroz,
el maíz, el café, las judías. Se trata de cultura de huerta y comercial para los mercados de Tena.
Hasta hace poco, los contactos con el exterior eran extremadamente reducidos, hasta inexistentes
debido a las difíciles vías de acceso y a los mitos sobre la región y su población. Los indígenas
sólo asistían algunas veces al año a los mercados locales.
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Los Aucas O Huaoranis
Su territorio está ubicado al noreste de la región amazónica, Entre los ríos Napo y Curaray. Son
aproximadamente mil personas cuya subsistencia se basa en productos agrícolas, la caza y la pesca.
Debido a la acción de grupos misioneros, la mayoría de la población Huaorani está concentrada en un
territorio de 60 mil hectáreas.
La vivienda es de forma rectangular, con techo a dos aguas y cubierta de hojas de palma entretejidas.
En su interior cuelgan las hamacas y guardan los utensilios de caza y de cocina. Viven completamente
desnudos pero la presión civilizadora empieza a generalizar la vestimenta occidental. Su idioma es el
Huao pero debido al influjo de los misioneros empiezan a adoptar el quichua y el castellano.
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Los huaoranis, antiguamente conocidos como aucas o aushiris, fueron
los últimos indígenas en conservar intactos sus orígenes ancestrales
después de la conquista española en el siglo XIV, que ocasionó la
muerte de un millón de nativos en la parte Andina de Sudamérica.
Los huaos vivían apartados del contacto
con el blanco, dormían en los árboles y estaban completamente desnudos.
Ahora queda un reducido grupo en estado primitivo: los Tagaeris (pies
rojos en idioma kichua) quienes viven aislados en nomás de 140
personas, pero que habrían sido exterminados por otro grupo: Los
Taromenane
El proceso de dominación del grupo
huaorani, comenzó con el establecimiento de misiones evangélicas, en su
territorio, a través del Instituto Lingüístico de Verano (ILV) de
Estados Unidos, a quienes el Gobierno ecuatoriano entregó una de las
más importantes tareas: la educación. El objetivo del ILV estuvo
directamente vinculado al de las empresas petroleras, incluyendo la
pacificación y sedenterización de este grupo, para permitir las labores
de exploración y explotación petrolera, lo que dio paso a la
aculturación del pueblo huaorani.
Antes de la época evangelizadora, los
huaoranis fueron víctimas del auge cauchero (1880-1920), por las
correrías de los productores de caucho que cazaban a los indígenas para
venderlos en Manaos (Brasil), Iquitos (Perú) y Madre de Tierra
(Bolivia).
Los primeros contactos con los huaoranis
los hicieron evangélicos del ILV en 1956, cuando luego de varios
contactos llegaron a la zona del río Curaray (Pastaza) arrojando desde
el aire machetes, picos, para que construyan una pista y lograron
aterrizar, en una playa a orillas del río Curaray, a 1300 metros de lo
que es hoy Toñampari, los primeros 5 misioneros del ILV:, quienes un 21
de enero de 1956, aparecieron muertos, atravesados por varias lanzas.
Después de este fatal episodio, dos años
más tarde, en 1958, parte de los huoaranis entraron en contacto con el
ILV cuando el gobierno ecuatoriano les adjudicó 1600 kilómetros
cuadrados.
ORGANIZACIÓN
Con la presencia evangelizadora del
Instituto Lingüístico de Verano de los Estados Unidos por los años 50,
se inició un proceso de aculturación del pueblo Huao que les permitió
entrar en contacto con la civilización del blanco, y más la presencia
petrolera marcó la pauta para que este pueblo indómito inicie un largo
proceso de organización en comunidades que concluyeron con la creación
de la Organización de la Nacionalidad Huaorani de la Amazonía
Ecuatoriana, ONHAE, en 1986, con Acuerdo Ministerial No.100050,
estableciéndose la sede en Puyo, Pastaza.
CONSTITUCION, TERRITORIO Y UBICACIÓN GEOGRÁFICA
Con la aplicación del Plan Nacional de
Desarrollo (1980-1984) el Gobierno entregó a los huaoranis 716.000
hectáreas de tierras, bajo el sistema de propiedad comunitaria (sin
embargo se hicieron concesiones petroleras en estas áreas de influencia
huoarani). Finalmente en 1990, se les legalizó 612.560 hectáreas.
Actualmente los huaoranis ocupan un área
de 613.070 hectáreas, legalizadas, decretada por el gobierno como zona
intangible, a más de la reserva del Parque Nacional Yasuní que según el
dirigente pertenece a los huaoranis y en este parque se encuentran 5
comunidades, de las 36 en total ubicadas en las provincias de Pastaza,
Orellana y Napo. De estas 36 comunidades, 24 tienen escuelas y 12
carecen de ellas, además no se incluyen a los Tagaeris y Taromenane.
Los Huaoranis están ubicados en las
riberas de los ríos Curaray, Nushiño, Mandoroyacu, Tigüino, Shiripuno,
Tiputini y Cononaco en el Norte Amazónico Ecuatoriano, (entre el río
Napo, al norte, y el río Curaray, al sur).
Entre las comunidades huaoranis,
encontramos: Toñampare, Tzapino, Tihueno, Quiwado (Qihuaro),
Quenahueno, Daimutaro, Tigüino, Shiripuno, Huahano y Golondrina Cocha,
en Pastaza; Dayuno, Dayuma, Tiputini, Yasuní, Tivacuno y Cononaco, en
Napo y Orellana.
POBLACIÓN
Según la ONHAE actualmente los Huoaranis
suman cerca de 3 mil habitantes en las provincias de Pastaza, Napo y
Orellana, distribuidos en 22 comunidades, de las cuales 12 están en
Pastaza.
Las comunidades huoranis en Pastaza son:
Toñampare (la más poblada e importante, cuenta con una escuela y
colegio), Tzapino, Tihueno, Quiwado-Quihuaro, Quenahueno, Daimutaro,
Wamono, Tigüino, Shiripuno, Huahano.
CULTURA Y LEYENDA TAGAERI
Los Huaorani han sido un pueblo de
hábiles cazadores y de guerreros, que ocupaban un hábitat básicamente
interfluvial. Su economía, organización social y mundo espiritual son
modelos asombrosos de adaptación continua al medio ambiente selvático.
Héctor Vargas, antropólogo y guía de
selva, reveló que un líder huaorani narró la verdadera historia de la
muerte de monseñor Labaca, en 1987. “Labaca y la madre Arango,
penetraron a la zona tagaeri, en el Tigüino, al sur de Pastaza; a la
llegada de los misioneros un niño tagaeri estaba enfermo y murió al
siguiente día, por lo que los tagaeris culparon a los blancos de esta
muerte y decidieron matarlos”. Esta revelación la hizo una joven
mujer tagaeri que fue capturada por los huaoranis con el propósito de
establecer un lazo de amistad con sus hermanos tagaeris, pero no fue
posible y tuvieron que devolver a la joven ya que les amenazaron con
matarlos.
Los tagaeris viven en medio de la
mitología y leyenda ancestral Huaorani, de su dios protector la selva y
su ángel el águila, cada vez que vuela alto no hay peligro, y cada vez
que llega cerca el peligro acecha y hay que prepararse para la guerra.
Los tagaeris han sido un grupo minúsculo, un clan consanguíneo que ha profundizando su propia extinción.
Costumbre ancestral: Los
huaoranis “civilizados” aún mantienen la costumbre de castigar a un
niño cuando no obedece las normas del padre y la comunidad. Los niños
pasados de un año de edad, son atados a un árbol y le castigan con un
bejuco del monte, explica Juan Enomenga de la dirigencia huaorani.
“También se conserva el matrimonio por concesión, cuando un joven es
sorprendido con su novia, inmediatamente el padre de la novia lo obliga
a casarse con este”. Los huaoranis son ancestralmente monógamos y no
han practicado la monogamia, aunque sí se casan entre cuñado a la
muerte de uno de los dos cónyuges.
Los Tagaeris y Taromenane
El nombre del grupo Tagaeri o Tagairi, se deriva del jefe
Tagai o Taga, quien a fines de los anos 60 reagrupó a algunos
huaoranis que querían mantener su sistema social y cultural ancestral
sin influencia externa, rechazando la política de reducción impuesta
por el Protectorado bajo control del Instituto Lingüístico de Verano,
así los Tagaeris se aislaron, al iniciar una progresiva migración desde
la región del alto Tiputini hacia los ríos Tigüino y Shiripuno.
Durante los últimos lustros los pocos
contactos con los Tagaeris han estado marcados por la violencia,
particularmente durante la exploración en los bloques 16 y 17, del
territorio Huao, a cargo de las petroleras YPF (Maxus) y Petrobras.
Entre 1977 y 1979, murieron siete trabajadores petroleros que
realizaban trabajos con detonaciones de dinamita, lo que asustó a los
tagaeris despertando su furia “salvaje".
La iglesia católica entró en el escenario del pueblo Huaorani, a raíz de la presencia petrolera; el objetivo era ubicar a los últimos huaoranis que estaban en estado primitivo: los tagaeris.
El religioso español, Mons, Alejandro
Labaca y la misionera colombiana Inés Arango, salieron el 21 de julio
de 1987 desde el campamento de la petrolera CGG, del bloque 16,
para realizar su primer contacto con este grupo primitivo, cuyo
caserío fue descubierto el 10 de abril del mismo año por el propio
sacerdote, a 3 Km. al sur del río Tigüino, en Pastaza.
Cuando el helicóptero ICARO fue al sitio,
al día siguiente, 22 de julio de 1987, para traerlos de retomo, el
horror se apoderó de los tripulantes al encontrarlos muertos al pie de
una choza, atravesados por más de 220 lanzas de hasta tres metros,
según la narración realizada después por los Capuchinos.
Los tagaeris han demostrado su rechazo
no solo con la sociedad blanca, sino también con los demás indígenas,
con quienes mantienen un estado de guerra, como lo sucedió en noviembre
del 2000, cuando mataron a dos kichwas.
En 1992, trabajadores dedicados a la explotación sísmica
en el Parque Nacional Yasuní tuvieron enfrentamientos con otro grupo
Huaorani no contactado y desconocido hasta y desconocido hasta
entonces. Los Taromenane.
En 1993, algunos Huaorani de Tiguino,
ingresaron al territorio Tagaeri y raptaron a una joven mujer llamada
Omatuki, quien habló de los Tagaeri y sus posibles relaciones con los
Taromenane. Este grupo habría dominado a los tagaeris.
Según algunos huaoranis, existirían otros grupos más que no han sido contactados, y que viven selva adentro
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Huaorani
De Wikipedia, la enciclopedia libre
Los huaorani o waorani (también llamados sabela, auishiri, auca y huao) son un pueblo amerindio que habita al noroccidente de la Amazonia, al oriente de Ecuador.
Los huaorani se subdividen en los grupos toñampary, quenahueno,
tihueno, quihuaro, damointaro, zapino, tigüino, wamono, dayuno,
quehueriuno, garzacocha (río Yasuní), quemperi (río Cononaco), mima (en
el curso medio del río Cononaco),[1] Caruhue (río Cononaco) y Tagaeri.
Territorio
Por siglos los huaorani han defendido su territorio ancestral de enemigos indígenas y coloniales, pero actualmente está amenazado por la exploración petrolífera y prácticas ilegales de registro de tierras. Está situado entre el río Curaray y el río Napo, cerca de 80 kilómetros al de Dureno, en un área de aproximadamente 30 mil km².
Lengua
Los huaorani hablan huao terero, transcrito también como wao tededo, una lengua aislada,
y son unas dos mil personas. En los últimos 40 años, una parte de ellos
se ha asentado en establecimientos permanentes en la selva. Pero, cinco
comunidades, tagaeri,
huiñatare, oñamenane y dos grupos de taromenane, han rechazado todo el
contacto con los no huaorani, y se mueven continuamente en áreas más
aisladas, generalmente en dirección de la frontera peruana.
La palabra huaoo significa simplemente 'humano', en huao terero. Antes del siglo XX,
huaorani señalaba solamente a aquellos con relaciones de parentesco con
el hablante. Otras personas del mismo grupo étnico fueron llamados huaomoni, mientras que los forasteros eran designados con el término despectivo cowode
'caníbal malvado'. El uso de huaorani como un término para el conjunto
de este pueblo, emergió en los últimos cincuenta años pasados en un
proceso del etnogénesis, que fue acelerado por la creación de la
Organización de la Nacionalidad Huaorani de la Amazonia Ecuatoriana,
ONHAE, un servicio de radio y una liga del fútbol. También funciona la
Asociación de Mujeres Waorani de la Amazonia Ecuatoriana, AMWAE.
Relación con el medio
El huaorani tiene un conocimiento elaborado de la vida de las plantas
de la selva circundante. Una de sus habilidades más elaboradas es la
extracción del curare, una neurotoxina potente, para su uso en dardos para cerbatanas en la caza y en la guerra. Frecuentemente cazan monos. Actualmente algunos Huao trabajan en un proyecto etnobotánico para documentar, y preservar su conocimiento de la vida de las plantas y de sus aplicaciones.
Para la cosmovisión
huaorani no hay distinción entre el físico y los mundos espirituales y
los espíritus están presente a través del mundo. Creen que alguna vez el
mundo entero era un bosque ömë. La selva es la base esencial de
su supervivencia física y cultural. Para ellos, el bosque es la casa,
mientras que el mundo exterior es inseguro: El vivir en el bosque ofrece
la protección contra la brujería y los ataques de la gente vecina.
Ellos sintetizan esto diciendo: "los ríos y los árboles son nuestra
vida." (Kane 1995:199). El bosque teje la tela de la vida y de los
conceptos de cada Huaorani sobre el mundo.
Es notable su detallado conocimiento de la geografía y la ecología.
Las plantas, especialmente los árboles, tienen un interés complejo e
importante para el Huaorani. Su almacén de conocimientos botánicos es
extenso e incluye los venenos, alucinógenos y las medicinas. También
relacionan las plantas con sus propias experiencias. La palma del chontaduro Bactris gasipaes es usada para hacer las lanzas y cerbatanas, además de producir la fruta, y se asocia con los antepasados. La Balsa Ochroma lagopus es usada con propósitos ceremoniales .
El huaorani cree que los animales de su bosque tienen espíritu. Esto
es la base de una mezcla peculiar de las prácticas que reconocen y
respetan animales, pero no los blinda del daño para el uso humano. La
caza provee una parte importante de la dieta de Huaorani y es de
significación cultural. Para contrapesar la ofensa de la caza, un chamán
demuestra respecto a través de la preparación ritual del curare usado
en los dardos. La caza con tales dardos no se considera matar, sino
recuperación, cosecha de los árboles. Tradicionalmente, limitaron las especies buscadas a los monos, aves, y pecarís. Nunca cazan tampoco venados y tampoco ninguna serpiente ni el jaguar ni otros depredadores carnívoros como el águila.
Se supone que los Huorani descienden de la unión de un jaguar y un
águila y que las serpientes son un presagio muy malo y la matanza de
ellas es un tabú de gran alcance.
La pesca y el cultivo de la yuca son muy importantes para completar la dieta de los huaorani.
Matrimonio
Un muchacho puede casarse con una prima cruzada, hija de una hermana
de su padre o un hermano de su madre. Los hombres pueden tener varias
esposas.
Derechos territoriales
En 1990,
los huaorani lograron el reconocimiento de su propiedad colectiva sobre
una reserva indígena de 6.125,6 km², que les permitirá una existencia
semi-autónoma. Un proceso de demarcación está en curso para delimitar
esta región con una cerca de árboles, para desalentar la colonización.
El parque nacional de Yasuní se traslapa con la reserva huaorani y
proporciona una cierta medida de protección del medio ambiente. Además,
el gobierno ha creado una zona protegida para evitar el contacto con los
tagaeri.
El título sobre la tierra no se extiende al minerales subsuelo y
excluye por tanto los yacimientos de petróleo. El gobierno de Ecuador ha
otorgado contratos sobre la zona a las corporaciones multinacionales
del petróleo. Los derechas de perforación petrolífera provocaron el
conflicto de nuevo en 2005,
y los Huaorani han desafiado la concesión del gobierno nacional del
"bloque 31" para 1.000 km² del parque Yasuní. Una delegación de más de
100 Huaorani a Quito en julio de 2005 e invitó a retirarse de Yasuni.
Representación
El Consejo Byle Huorani es la asamblea de toda la nacionalidad
huaorani. En los años 1990 fue creada la Organización de la Nacionalidad
Huaorani de la Amazonía Ecuatoriana, ONHAE, su organización de mayor
representación. La ONHAE es miembro de la CONFENIAE (Confederación de
Nacionalidades Indígenas de la Amazonia Ecuatoriana) y de la CONAIE.
Cine
En 2005, Jim Hanon rodó la película El final del Espíritu (End of the Spear),
protagonizada por Louie Leonardo, Chad Allen y Jack Guzman (como
Mincayani, Nate Saint/Steve Saint y Kimo respectivamente), que narra la
historia real de un grupo de misioneros cristianos que en 1956 se
propone llegar a la tribu Waorani (la Operación Auca).
Tras la muerte de los 5 misioneros a manos de los Waorani, se
desarrollan una serie de acontecimientos que hacen cambiar la vida de la
tribu.
SHUAR |
Debido a que el Shuar ha sido un
pueblo eminentemente guerrero y además porque antiguamente tenían la
costumbre de hacer después de sus guerras, el rito de la reducción de
la cabeza de sus enemigos, conocido como Tsantsa a fin de poder preservarla como trofeo de guerra; han sido generalmente conocidos en forma despectiva como Jíbaros o
salvajes; denominación que rechazan por su contenido etnocéntrico y
racista; por ello reivindican su derecho a autodenominarse como Shuar que significa, gente, persona.
Los temibles “jíbaros” dominaron la
selva amazónica hasta finalizar el siglo XIX, predominantemente en las
provincias de Morona Santiago y Zamora Chinchipe, no fueron sometidos
por los colonizadores. La llegada de la misión Salesiana, que cobró
fuerza a partir de 1930, provocó la nuclearización de los asentamientos
y nuevas formas de organización que culminaron con el establecimiento
de la Federación Shuar en 1964.
Los misioneros Salesianos, iniciaron
el proceso de cristianizar a los shuar, durante varios años, y los
primeros misioneros fueron prendidos de los temidos guerreros, aunque
la historia occidental no señala cuántos misioneros murieron en manos
de estos legendarios indígenas, transformados en tsantsas.
Los shuar fueron dejando su lado guerrero
tenuemente y sometiéndose a la pacificación impuesta por los
misioneros; en ese proceso varios shuar continuaron huyendo hacia el
sur, que fueron expandiéndose en comunidades inmersas en diferentes
zonas de Amazonía del Ecuador, en las provincias de Pastaza, Morona
Santiago, Zamora Chinchipe, hasta el territorio que hoy corresponde al
Perú.
ORGANIZACIÓN
Hasta hace poco la Nacionalidad Shuar,
solo estaba integrada y organizada en dos grandes agrupaciones: la
Federación Interprovincial del Pueblo Shuar del Ecuador, FIPSE, con
sede en Macuma, y la Federación Indígena de Centros Shuar, Ficsh, con
sede en Sucúa, ambas en Morona Santiago mismas, que representaban al
mayor número de indígenas shuar, pues el 65% de su población se
encuentra en la provincia de Morona Santiago y, el otro 35% entre las
provincias de Zamora Chinchipe y Pastaza.
Los shuar de Pastaza
venía canalizando, desde hace mucho tiempo, obtener un organismo que
los represente y recoja sus propias aspiraciones, en vista que no
estaban integrados a estas dos federaciones y sobre todo por la
distancia que los separaba; estaban aislados, no participaban de las
propuestas y resoluciones que adoptaban las asambleas de estas dos
grandes federaciones; tampoco intervenían en sus decisiones, por lo que
buscaron conformar su propia federación con sede en Puyo, para
agrupar e integrar a las comunidades shuar de la jurisdicción de
Pastaza; es así que con fecha 21 de junio del 2000 se crea la
Federación de la Nacionalidad Shuar de Pastaza, Fenashp, reconocida
legalmente mediante Acuerdo Ministerial 21-86 por parte del Ministerio
de Bienestar Social, el 16 de febrero del 2001. La Fenashp, se
convierte, actualmente, en el único organismo representativo de los
Shuar de Pastaza.
UBICACION GEOGRAFÍA, TERRITORIO Y POBLACIÓN
Son aproximadamente 45.000 personas en
total que habitan en las cuencas del río Santiago, Morona y Pastaza.
Ocupan el Este de la Provincia de Zamora y Morona Santiago y el Sur de
la Provincia de Pastaza.
“ La Nacionalidad Shuar inicialmente se encontraba asentada,
en los territorios que hoy corresponde a la provincia de Morona
Santiago, para luego extenderse al resto del territorio amazónico.
Actualmente se encuentran además en las provincias de Napo, Pastaza y
Zamora Chinchipe, alcanzando una población de 110.000 habitantes”.
(PRODEPINE 1.999)
En Pastaza, los indígenas shuar están agrupados actualmente, según la
Federación de la Nacionalidad Shuar de Pastaza, Fenashp, en: 28
comunidades pertenecientes a tres asociaciones: Pupunás, Pastaza y
Charip, con una población total de a 5.500 habitantes, (2001) en un
territorio aproximado de 300 mil hectáreas hasta la frontera con Perú.
Las comunidades shuar, en Pastaza son:
Chapints, Unt Pastaza, Shaka, Kumai, Kuakaash, San Pedro, Kawa, San
José, Numak, Paipuich, Jampis, San Rafael, Shakap, Sharup, San Miguel,
Timias, Yantana, Peas, Nayumentsa, Kapar, Tesaraku, Uwijint, Nankauk,
Yuu, Consuelo y Sake; todas estas comunidades se ubican al interior de
la vía Puyo-Macas y en las riberas del río Pastaza, al sur. Su
territorio está delimitado por el número de familias que conforman y es
reconocido por las autoridades.
COSTUMBRES, MITOS Y LEYENDA DEL PUEBLO SHUAR
Su idioma tradicional es el
shuar-chicham, perteneciente a la lengua lingüística jivaroano. La
subsistencia se basa principalmente en la horticultura itinerante de
tubérculos, complementando con la caza, pesca y recolección que son
realizadas por el hombre; el cuidado de la parcela y también de la
recolección, le corresponde a la mujer. Ella está a cargo de los niños y
de las labores del hogar, particularmente de la preparación de la
chicha y de la cocina.
Utilizan el sistema de cultivo de roza y
quema. La caza es la principal fuente de proteínas, complementando la
alimentación con la pesca y recolección de frutos, insectos y plantas.
Sin embargo, en la actualidad la mayoría del tradicional territorio de
caza está siendo sustituido por pastizales para ganado, lo que ha traído
como consecuencia el agotamiento progresivo del suelo y una menor
disponibilidad de tierras.
Esto ha ocasionado la implantación de
un patrón de asentamiento sedentario, el mismo que está produciendo
cambios en su sistema socioeconómico.
Tradicionalmente el asentamiento fue
disperso, normalmente zonificado de acuerdo a las relaciones de
parentesco.
Actualmente su patrón de asentamiento se integra a la
estructura político administrativa dirigido por sus organizaciones.
La vivienda es de forma
elíptica, con un espacio interior muy amplio, en el que se encuentran
dos zonas restrictivas; el “ekent”, área familiar de las mujeres y niños
pequeños y el “Tankamash”. Área social, de los hijos varones y
visitas; la casa shuar tiene piso de tierra, paredes con tablillas de
chonta y techo de hojas de palma.
La casa achuar con ligeras variaciones
estructurales carece de paredes por estar asentada en zonas más cálida.
Una de sus instituciones más importantes es la visita; pues fortalece y
cohesiona los lazos de parentesco e incentiva una mayor interacción
social.
Tradicionalmente el hombre Vestía una
falda llamada “Itip” tejida en algodón y teñida con tintes naturales:
la mujer, una especie de túnica amarrada en un hombro y ceñida a la
cintura por un cordón. En la actualidad es muy común el uso de prendas
de modelo occidental. Se complementa el vestido con pintura
corporal hecha con achiote.
La mitología shuar
está estrechamente vinculada a la naturaleza y a las leyes del
Universo, y se manifiesta en una amplia gama de seres superiores
relacionados con fenómenos tales como la creación del mundo, la vida,
la muerte, y las enfermedades. Los principales son Etsa, Nunkui,
Tsunki, Shakaim de la fuerza y habilidad para el trabajo masculino.
Tsunki, ser primordial del agua, trae la
salud. Nunkui fertiliza la chacra, Arútam es fuente de todo bien y
hace invencible al shuar en la guerra.Tradicionalmente el pueblo shuar
hizo la guerra como mecanismo de justicia para restablecer el
equilibrio natural.
Siendo Shuar la auto
denominación general, sin embargo al interior de la nacionalidad, se
adoptan distintas auto denominaciones, que no significan diferencias
culturales, sino más bien, hacen referencia a la ubicación geográfica
en la que se asientan; así encontramos a: Los Muraya Shuar (gente de la montaña) que están asentados en el Valle del río Upano; los Untsuri Shuar (gente numerosa) situados entre las cordilleras del Cóndor y Kutukú; los Pakanmaya Shuar que viven en la zona del Transkutukú.
La lengua materna, es el Shuar perteneciente a la Familia Lingüística Jivaroana
según la clasificación estudiada por Karsten. Para su interacción con
la sociedad nacional, emplean el Castellano como segunda lengua.
Actualmente se puede ver, la perdida del uso del Shuar
en las comunidades, como consecuencia de la influencia de la sociedad
nacional a través de la escuela y de los medios masivos de información,
los mismos que imponen cada vez más, el uso del castellano como lengua
dominante.
FIESTAS
Entre las fiestas que adoptaron de sus ancestros y que aun practican en la mayoría de sus comunidades shuar, podemos señalar la Fiesta de la Chonta, que por lo general se celebra en agosto con danzas autóctonas y la cosecha de la fruta que es transformado en bebida; la Fiesta del Ayahuasca que por lo general lo celebran en enero con la caminata a las cascadas y montañas sagradas; la Fiesta de Floripondio o wanto.
ACHUAR
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RESEÑA HISTÓRICA
Los achuar al igual que los shuar forman
un origen común, marcados por un sedentarismo esparcidos en la región
amazónica como eslabones de defensa de la selva. Los achuar no fueron
guerreros tan marcados como los shuar “jíbaros” y tal vez los
historiadores, por ello, han generalizado antiguamente el vocablo
shuar para referirse a ambas etnias. Originariamente los achuar y shuar
han sido considerados como una misma etnia, por su origen histórico
(ambos grupos practicaron la poligamia y muchos lo siguen haciendo, en
el caso de los achuar las esposas eran generalmente hermanas) que poco
ha poco han ido desprendiéndose para hacer conocer su lengua y su
cultura influenciada por los misioneros, que les permitió adoptar
costumbres occidentales combinadas con su ancestro al iniciarse el
siglo XX y ya para entonces dejaron su patrón de asentamiento disperso
para convertirse en comunitarios..
ORGANIZACIÓN
Tradicionalmente los achuar han tenido
un patrón de asentamiento disperso en la selva., cuya organización
respondía a la práctica de la poligamia.
Como la mayoría de nativos de esta parte
de la Amazonía Ecuatoriana, los Achuar buscaron un espacio propio de
integración y un ente que los represente, por lo que luego de un
proceso lento que se inició por los años 80 se logró consolidar la
Organización Interprovincial de la Nacionalidad Achuar del Ecuador
OINAE a finales de 1992, con personería jurídica mediante Acuerdo
Ministerial, que luego se convirtió en la actual Federación
Interprovincial de la Nacionalidad Achuar de la Amazonía Ecuatoriana
(FINAE), creada el 5 de noviembre de 1993, Acuerdo Ministerial No.
5824, con sede en Puyo.
TERRITORIO, UBICACIÓN GEOGRÁFICA Y POBLACIÓN
Los achuar están integrados en la
Federación Interprovincial de la Nacionalidad Achuar del Ecuador,
Finae, que agrupa a los achuar o ashuar de Pastaza y Morona Santiago.
Son aproximadamente 10 mil habitantes, distribuidos en 50 comunidades,
ubicadas en ambas provincias.
En Pastaza se encuentran 28 comunidades extendidas hasta
la zona fronteriza con Perú. Los Achuar están ubicados en las cuencas
de los ríos Pastaza, Capahuari, Bobonaza, Corrientes y Copataza (en la
provincia de Pastaza) y Guasaga, Surik, Situch, Wichin, Mashumar y
Makientza (Morona Santiago).
Suman en Pastaza un total de 1.959
habitantes. En total los achuar están en un territorio de 708.630
hectáreas, entre las dos provincias, según la Federación de la
Nacionalidad Achuar del Ecuador, Finae.
En la Provincia de Pastaza, las 28
comunidades fueron adjudicadas durante el gobierno de Rodrigo Borja en
1992 y entre las principales, constan: Amuntay, Capahuari, Mashent,
Bufeo, Copataza, Makusar, Numbaimi, Charapacocha, Shaimi, Yuntsunts,
Ipiak, Ishpingo-Kapawi, Juycam, Kuchints, Kurinua, Maki, Wampuik,
Waruits, Tarchiplaya, Wayusentsa, Chichirat, Suwa e Iniak, todos estos
caseríos
CULTURA.- FORMAS DE VIDA ACHUAR
La lengua achuar pertenece al grupo etno lingüístico-cultural de los jivaroanos, al igual que de los shuar.
Tradicionalmente los Achuar han tenido un
patrón de asentamiento disperso en la selva, la casa estaba ocupada
por una familia ampliada, cuya organización respondía a la práctica de
la poligamia y el levirato (el hermano del que muere sin hijos se
casaba con la viuda), por ello, la casa representaba una cantidad básica
y autosuficiente de producción y consumo, no tenían jefes, salvo en
caso de guerra. Desde hace unos 20 años, bajo la influencia de los
misioneros y las organizaciones indígenas, los achuar han adoptado la
modalidad en comunidades. La economía se basa en la caza, la pesca, la
horticultura y la recolección, actividades que hoy están acompañadas de
una incipiente producción agropecuaria.
Una de las diferencias que marca la vida entre achuar y
shuar se da en la bebida tradicional; pues los achuar beben el agua
de guayusa, que lo practican cada mañana para eliminar las impurezas
del espíritu, entre tanto la bebida tradicional de los shuaras es la
chicha de chonta.
Además los achuar, nunca practicaron el
arte de las tsanzas, que dio tanta fama a los shuar a inicios del
pasado siglo. La mujer achuar usa falda y camisa. En el pasado, estos
vestidos se hacían con corteza de árbol machacada, mientras la mujer
shuar usaba una sola prenda como túnica.
El pueblo achuar lucha, al igual que los
demás grupos nativos de la selva ecuatoriana, por lograr su
supervivencia y auto determinación social con proyectos auto
sustentables en la que se destaca el ecoturismo. La Finae, en convenio
con la empresa nacional Canodros, desarrolló el primer complejo eco
turístico nativo, ubicado en Kapawi, al sur este de Pastaza en plena
frontera ecuatoriana-peruana junto al río Pastaza, que se constituye en
uno de los mayores complejos eco turísticos naturales del mundo. (14)
Turismo:- Los indios
achuar se encuentran orgulloso de haber implementado el más ambicioso
proyecto de ecoturismo en al selva amazónica, a través de la empresa
privada, en el sector fronterizo de Kapawi, que ofrece cabañas y
turismo de aventura con buenas perspectivas.
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